lunes, 31 de marzo de 2014

¿Arranca la temporada?

 Parecía que el sol y el calorcillo habían llegado para quedarse pero, eso ha durado solo unos días y, ahora es como si de nuevo hubiéramos vuelto al invierno.


                                           Macho de Podarcis bocagei (Seoane, 1884)

 Aprovechando ese buen tiempo (y con las ganas que tenía de salir al campo) subí varios días a la aldea y, la verdad, la temporada parecía comenzar con fuerza. Lo más interesante, una vez más, en el jardín.
 Se veían ya bastantes dípteros aunque, en principio, todas ellas especies habituales (salvo, quizás, alguna que tengo pendiente de ID).


                                                Scathophaga lutaria (Fabricius, 1794)


                                                        Sylvicola sp. (Harris, 1780)   
 
 Sylvicola es un género bastante difícil y en este caso sería necesario ver la genitalia para estar seguros de la especie (que estaría entre fenestralis, cinctus o zetterstedti).
 También ví alguna araña, como esta del género Xysticus (Koch, 1835) de la que desconozco la especie.


                                                         Xysticus sp. (Koch, 1835)

 Por la noche comenzaban a verse ya unas cuantas mariposas nocturnas, la mayor parte especies conocidas (sobre todo Menophra abruptaria, Ectropis crepuscularia, Gymnoscelis rufifasciata, Agriopis marginaria,...) pero también alguna otra que resultó nueva para mí como Biston strataria (Hufnagel, 1767).


                                                     Biston strataria (Hufnagel, 1767)

 Vamos que, entre el ambientillo de las polillas y que apenas hacía frío, ya apetecía estar fuera al anochecer. Además, los silbidos de las Lechuzas comunes (Scopoli, 1769), que andaban muy activas de aquí para allá, le ponían el sonido a la noche.
 Pero la estrella, para mí, fue sin duda un pseudoescorpión que me encontré el último día. Hacía ya tiempo que tenía muchas ganas de ver alguno, lo que nunca me hubiera imaginado era que el primero me lo iba a encontrar dentro de la cocina de casa y además en foresia.




 
 
 
 
  
 
 Los pseudoescorpiones se encuentran en una gran variedad de hábitats como en la hojarasca del suelo, bajo la corteza de los árboles, en pequeñas grietas,... y el número de especies y subespecies conocidas está constantemente en aumento debido a nuevos descubrimientos. Actualmente en la Península Ibérica esa cifra ha subido a 204, muchas de las cuales son endémicas (sobre todo entre las especies adaptadas a vivir en cuevas). Presentan ciertas semejanzas morfológicas con los escorpiones verdaderos (como el hecho de poseer unos grandes pedipalpos, que también utilizan para cazar) si bien no guardan apenas parentesco (salvo el hecho, claro, de que todos ellos son arácnidos). 
 Este en cuestión se trata de Lamprochernes nodosus (Schrank, 1803), un miembro de la familia Chernetidae (Menge, 1855) una familia muy diversa, con más de 650 especies a nivel mundial. Tengo que dar las gracias públicamente a José García Carrillo que fue quién lo identificó correctamente (yo, de hecho, pensaba que podía tratarse de otra especie).
 He estado mirando por internet y he visto que tiene una distribución geográfica de lo más singular: Europa, norte de África, República Democrática del Congo y Sri Lanka, y, al igual que en alguna otra familia más, los miembros de esta familia practican la foresia, lo que les permite colonizar nuevos territorios.
 Sobre la mosca solo puedo decir que creo que es una Tephrochlamys rufiventris (Meigen, 1830) y que, una y otra vez, con la ayuda de sus patas posteriores, intentaba librarse (sin éxito), de su incómodo "pasajero".


CONTINUARÁ...