Varamientos,
http://www.lavozdegalicia.es/carballo/2015/01/27/0003_201501C27C6991.htm
Linces,
http://www.eldiario.es/clm/encuentra-cuarto-lince-muerto-region_0_348215870.html
Lobos,
http://www.laopiniondezamora.es/comarcas/2015/01/20/biologo-asturiano-sostiene-control-poblacion/816593.html
http://www.farodevigo.es/portada-ourense/2015/01/04/mastin-adios-lobos/1159884.html
Micología,
http://www.farodevigo.es/portada-deza-tabeiros-montes/2014/12/06/encuentran-cerdedo-nueva-especie-seta/1145227.html
Evolución,
http://www.ecoticias.com/naturaleza/100232/Conoce-icono-especiacion
Ornitología,
http://www.agenciasinc.es/Noticias/El-verdecillo-y-la-curruca-cabecinegra-dos-pajaros-neourbanitas
PP en estado puro,
http://www.eldiario.es/clm/euros-multa-minima-moleste-cazadores_0_347865288.html
Mi jardín y otros animales
Blog dedicado a todos esos seres vivos que habitan en el jardín y algo más allá.
sábado, 14 de febrero de 2015
lunes, 21 de abril de 2014
Suma y sigue
Con la llegada del buen tiempo comienzo a salir más al campo y aunque me había propuesto intentar dejar un poco de lado el tema de las aves muertas en el tanatorio de Cerdedo, de momento, no lo he conseguido. Debe de ser que tengo un lado masoquista que no conocía, ya que hasta ahora para lo único que ha servido ha sido para ponerme de muy mala hostia.
Hembra de Mirlo común (Turdus merula) encontrada muerta el 16/04/2014
Escribano montesino (Emberiza cia) encontrado muerto el 16/04/2014
Ambos llevaban muertos unos pocos días ya que el día 11 no estaban. Ese día, sin embargo, me encontré lo que quedaba de un Herrerillo común (Cyanistes caeruleus), especie de la que no había encontrado todavía ningún ejemplar accidentado.
Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) encontrado muerto el 11/04/2014
Sobran más comentarios.
Hembra de Mirlo común (Turdus merula) encontrada muerta el 16/04/2014
Escribano montesino (Emberiza cia) encontrado muerto el 16/04/2014
Ambos llevaban muertos unos pocos días ya que el día 11 no estaban. Ese día, sin embargo, me encontré lo que quedaba de un Herrerillo común (Cyanistes caeruleus), especie de la que no había encontrado todavía ningún ejemplar accidentado.
Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) encontrado muerto el 11/04/2014
Sobran más comentarios.
lunes, 14 de abril de 2014
¿Arranca la temporada?. Cont.
Aunque el pseudoescorpión que me encontré fue lo que más ilusión me hizo, la cosa estuvo también bastante animada, sobre todo en cuanto a chinches. Además de unas cuantas especies ya habituales pude sumar otras 3 que no había visto nunca.
Algunas de las conocidas fueron:
Micrelytra fossularum (Rossi, 1790)
Raglius tristis (Fieber, 1861)
Beosus maritimus (Scopoli, 1763)
Y, en cuanto a las especies que resultaron nuevas para mí:
Eremocoris plebejus (Fallen, 1807)
Berytinus (Berytinus) hirticornis pilipes (Puton, 1875)
Estas dos últimas resultaron ser las más interesantes. Se trata de 2 miembros del género Berytinus (Kirkaldy, 1900), género que cuenta con 10 especies en la Península Ibérica y Canarias, de las cuales solo B. montivagus (Meyer-Dur, 1841) está citada en Galicia (A Coruña y Pontevedra). En concreto se trata de Berytinus (Berytinus) hirticornis pilipes (Puton, 1875) y de Berytinus (Lizinus) cf. setipennis (Saunders, 1876). En el segundo caso la ID tiene que quedarse con el "feo" cf. ya que la calidad de las fotos no permite pasar de ahí, aunque espero volver a verlo y poder hacer fotos con más detalle que garanticen una ID al 100% (de hecho, al B. hirticornis pilipes ya me lo he vuelto a encontrar).
Como decía ninguna de las dos está citada "oficialmente" en Galicia, si bien en el caso de la primera he encontrado esta foto de Pablo A. Sanmartín en la web Biodiversidad Virtual.
Para terminar, quiero dar las gracias a Miguel Costas por su ayuda en la identificación de los berítidos.
Algunas de las conocidas fueron:
Micrelytra fossularum (Rossi, 1790)
Raglius tristis (Fieber, 1861)
Ischnodemus sabuleti (Fallen, 1826)
Beosus maritimus (Scopoli, 1763)
Y, en cuanto a las especies que resultaron nuevas para mí:
Eremocoris plebejus (Fallen, 1807)
Berytinus (Berytinus) hirticornis pilipes (Puton, 1875)
Berytinus (Berytinus) hirticornis pilipes (Puton, 1875)
Berytinus (Lizinus) cf. setipennis (Saunders, 1876)
Estas dos últimas resultaron ser las más interesantes. Se trata de 2 miembros del género Berytinus (Kirkaldy, 1900), género que cuenta con 10 especies en la Península Ibérica y Canarias, de las cuales solo B. montivagus (Meyer-Dur, 1841) está citada en Galicia (A Coruña y Pontevedra). En concreto se trata de Berytinus (Berytinus) hirticornis pilipes (Puton, 1875) y de Berytinus (Lizinus) cf. setipennis (Saunders, 1876). En el segundo caso la ID tiene que quedarse con el "feo" cf. ya que la calidad de las fotos no permite pasar de ahí, aunque espero volver a verlo y poder hacer fotos con más detalle que garanticen una ID al 100% (de hecho, al B. hirticornis pilipes ya me lo he vuelto a encontrar).
Como decía ninguna de las dos está citada "oficialmente" en Galicia, si bien en el caso de la primera he encontrado esta foto de Pablo A. Sanmartín en la web Biodiversidad Virtual.
Para terminar, quiero dar las gracias a Miguel Costas por su ayuda en la identificación de los berítidos.
lunes, 31 de marzo de 2014
¿Arranca la temporada?
Parecía que el sol y el calorcillo habían llegado para quedarse pero, eso ha durado solo unos días y, ahora es como si de nuevo hubiéramos vuelto al invierno.
Macho de Podarcis bocagei (Seoane, 1884)
Aprovechando ese buen tiempo (y con las ganas que tenía de salir al campo) subí varios días a la aldea y, la verdad, la temporada parecía comenzar con fuerza. Lo más interesante, una vez más, en el jardín.
Se veían ya bastantes dípteros aunque, en principio, todas ellas especies habituales (salvo, quizás, alguna que tengo pendiente de ID).
Scathophaga lutaria (Fabricius, 1794)
Sylvicola sp. (Harris, 1780)
Sylvicola es un género bastante difícil y en este caso sería necesario ver la genitalia para estar seguros de la especie (que estaría entre fenestralis, cinctus o zetterstedti).
También ví alguna araña, como esta del género Xysticus (Koch, 1835) de la que desconozco la especie.
Xysticus sp. (Koch, 1835)
Por la noche comenzaban a verse ya unas cuantas mariposas nocturnas, la mayor parte especies conocidas (sobre todo Menophra abruptaria, Ectropis crepuscularia, Gymnoscelis rufifasciata, Agriopis marginaria,...) pero también alguna otra que resultó nueva para mí como Biston strataria (Hufnagel, 1767).
Biston strataria (Hufnagel, 1767)
Vamos que, entre el ambientillo de las polillas y que apenas hacía frío, ya apetecía estar fuera al anochecer. Además, los silbidos de las Lechuzas comunes (Scopoli, 1769), que andaban muy activas de aquí para allá, le ponían el sonido a la noche.
Pero la estrella, para mí, fue sin duda un pseudoescorpión que me encontré el último día. Hacía ya tiempo que tenía muchas ganas de ver alguno, lo que nunca me hubiera imaginado era que el primero me lo iba a encontrar dentro de la cocina de casa y además en foresia.
Los pseudoescorpiones se encuentran en una gran variedad de hábitats como en la hojarasca del suelo, bajo la corteza de los árboles, en pequeñas grietas,... y el número de especies y subespecies conocidas está constantemente en aumento debido a nuevos descubrimientos. Actualmente en la Península Ibérica esa cifra ha subido a 204, muchas de las cuales son endémicas (sobre todo entre las especies adaptadas a vivir en cuevas). Presentan ciertas semejanzas morfológicas con los escorpiones verdaderos (como el hecho de poseer unos grandes pedipalpos, que también utilizan para cazar) si bien no guardan apenas parentesco (salvo el hecho, claro, de que todos ellos son arácnidos).
Este en cuestión se trata de Lamprochernes nodosus (Schrank, 1803), un miembro de la familia Chernetidae (Menge, 1855) una familia muy diversa, con más de 650 especies a nivel mundial. Tengo que dar las gracias públicamente a José García Carrillo que fue quién lo identificó correctamente (yo, de hecho, pensaba que podía tratarse de otra especie).
He estado mirando por internet y he visto que tiene una distribución geográfica de lo más singular: Europa, norte de África, República Democrática del Congo y Sri Lanka, y, al igual que en alguna otra familia más, los miembros de esta familia practican la foresia, lo que les permite colonizar nuevos territorios.
Sobre la mosca solo puedo decir que creo que es una Tephrochlamys rufiventris (Meigen, 1830) y que, una y otra vez, con la ayuda de sus patas posteriores, intentaba librarse (sin éxito), de su incómodo "pasajero".
CONTINUARÁ...
Macho de Podarcis bocagei (Seoane, 1884)
Aprovechando ese buen tiempo (y con las ganas que tenía de salir al campo) subí varios días a la aldea y, la verdad, la temporada parecía comenzar con fuerza. Lo más interesante, una vez más, en el jardín.
Se veían ya bastantes dípteros aunque, en principio, todas ellas especies habituales (salvo, quizás, alguna que tengo pendiente de ID).
Scathophaga lutaria (Fabricius, 1794)
Sylvicola sp. (Harris, 1780)
Sylvicola es un género bastante difícil y en este caso sería necesario ver la genitalia para estar seguros de la especie (que estaría entre fenestralis, cinctus o zetterstedti).
También ví alguna araña, como esta del género Xysticus (Koch, 1835) de la que desconozco la especie.
Xysticus sp. (Koch, 1835)
Por la noche comenzaban a verse ya unas cuantas mariposas nocturnas, la mayor parte especies conocidas (sobre todo Menophra abruptaria, Ectropis crepuscularia, Gymnoscelis rufifasciata, Agriopis marginaria,...) pero también alguna otra que resultó nueva para mí como Biston strataria (Hufnagel, 1767).
Biston strataria (Hufnagel, 1767)
Vamos que, entre el ambientillo de las polillas y que apenas hacía frío, ya apetecía estar fuera al anochecer. Además, los silbidos de las Lechuzas comunes (Scopoli, 1769), que andaban muy activas de aquí para allá, le ponían el sonido a la noche.
Pero la estrella, para mí, fue sin duda un pseudoescorpión que me encontré el último día. Hacía ya tiempo que tenía muchas ganas de ver alguno, lo que nunca me hubiera imaginado era que el primero me lo iba a encontrar dentro de la cocina de casa y además en foresia.
Este en cuestión se trata de Lamprochernes nodosus (Schrank, 1803), un miembro de la familia Chernetidae (Menge, 1855) una familia muy diversa, con más de 650 especies a nivel mundial. Tengo que dar las gracias públicamente a José García Carrillo que fue quién lo identificó correctamente (yo, de hecho, pensaba que podía tratarse de otra especie).
He estado mirando por internet y he visto que tiene una distribución geográfica de lo más singular: Europa, norte de África, República Democrática del Congo y Sri Lanka, y, al igual que en alguna otra familia más, los miembros de esta familia practican la foresia, lo que les permite colonizar nuevos territorios.
Sobre la mosca solo puedo decir que creo que es una Tephrochlamys rufiventris (Meigen, 1830) y que, una y otra vez, con la ayuda de sus patas posteriores, intentaba librarse (sin éxito), de su incómodo "pasajero".
CONTINUARÁ...
martes, 11 de febrero de 2014
Arañas: ¡Menuda tela!
Las arañas emplean diversos métodos para capturar a sus presas. Uno de los más utilizados debido a su gran eficacia es también el más popular entre los humanos (¿Quién no se ha tropezado con alguna al visitar algún desván o similar?).
Araneus diadematus (Clerck, 1757)
Consiste en la construcción de una tela a partir de la seda que ellas mismas biosintetizan y secretan a través de unas glándulas (= glándulas sericígenas) dispuestas especificamente para ello y que poseen en la parte posterior del abdomen. En el interior de las glándulas la seda se encuentra en estado líquido y poco antes de su salida al exterior se convierte en un material fibroso e insoluble en agua. Se cree que una brusca caída del pH a lo largo del conducto de excreción de la seda produce cambios sobre las espidroínas (1) que convierten la seda líquida en sólida.
Según la especie, esa telaraña variará en forma, tamaño, ubicación,... pero todas tendrán un mismo objetivo: que las presas, principalmente insectos (2), queden atrapados en ella. Cuando esto ocurre la araña puede sentir el forcejeo de la desafortunada víctima y, guiándose por la vibración y la tensión que se transmiten a través de los hilos de la tela, localizar a la presa. Estas arañas adaptadas a su vida en la tela tienen, por lo general, una visión poco desarrollada. Con la ayuda de sus patas rápidamente la envuelve con más fibras de seda y la inmoviliza. En algunos casos pueden también inyectarle un veneno que, además de paralizarla o matarla, contiene unas enzimas para facilitar su digestión.
Araniella cf. cucurbitina (Clerck, 1757)
La tela permite a la araña atrapar a sus presas sin tener que gastar energía cazándolas. Sin embargo, construir una telaraña supone un gran gasto de energía debido a la gran cantidad de proteínas necesarias para la formación de la seda y, además, con el paso del tiempo la tela se vuelve ineficiente para capturar presas ya que la seda pierde su adhesividad.
Tegenaria atrica (C. L. Koch, 1843)
¿Por qué las arañas no se quedan atrapadas en sus propias telas?.
Para empezar hay que decir que existen 2 tipos de seda adhesiva: la viscosa y la cribelada.
En el primer tipo, aunque a simple vista los hilos que forman la telaraña puedan parecer todos iguales, en realidad no lo son y hay dos clases de hilos: los pegajosos y los no pegajosos. En contraposición a los hilos radiales (que parten del centro y van hacia los extremos) hay otros colocados en forma de espirales y que están provistos de una sustancia pegajosa (unas gotitas compuestas de glicoproteínas). Los hilos que conforman el exterior de la tela tampoco sirven para agarrar a la presa (por lo que también carecen de pegamento) de manera que la araña puede moverse también por esa zona de la tela sin que le ocurra nada.
En el caso de que no pudiera evitarlo hay un mecanismo que permite a la araña pisar los hilos pegajosos sin quedar atrapada. Se trata de unos pelos en las patas que minimizan la superficie de contacto y que sumado a una sustancia química que recubre las patas (una especie de aceite) reducen la adhesión.
Sin embargo, no todas las arañas contruyen telas que presentan esta espiral pegajosa (como ocurre con las arañas cribeladas de la familia Uloboridae). En este segundo tipo la adhesividad se debe a una seda formada por múltiples filamentos (3), que la araña "peina" a través de un órgano situado en la pata (el calamistro), y que en contacto con otra superficie se enredan a ella (de manera similar a un velcro, pero a escala microscópica).
Tetragnatha sp. (Latreille, 1804)
En algunas especies de arañas tejedoras (de las familias Araneidae, Uloboridae y Tetragnathidae) (4) podemos encontrar en sus telas una singular estructura de seda que recibe el nombre de estabilimento o stabilimentum. Probablemente las arañas más conocidas donde puede observarse esta especie de decoración en la tela (con forma de cinta en zig-zag, foto inferior) sea en las arañas del género Argiope (Audouin, 1826).
Argiope bruennichi (Scopoli, 1772)
Desde que este término fuera introducido en 1895 han sido múltiples las hipótesis sobre cuál es su función; desde estabilizar (de ahí el nombre) o ajustar la tensión de la tela, servir de plataforma para la muda, hacer visible la tela, ofrecer protección frente a depredadores, mejorar la termoregulación o contribuir al camuflaje han sido algunas. Aunque varias de ellas ya han sido descartadas existe aún controversia sobre cuál es la función real de estas estructuras. De hecho, es posible que diferentes especies las utilicen para diferentes propósitos o incluso que puedan cumplir varias funciones, según el contexto ecológico.
Una de las hipótesis más recientes plantea que estas estructuras en la tela pueden contribuir a atraer a las presas al reflejar la radiación ultravioleta, al igual que hacen las flores (es sabido que ese espectro de luz es atractivo para muchas especies de insectos). Sería también compatible con la hipótesis de hacer más visible la tela para evitar colisiones (su destrucción accidental, por ej. por los pájaros, daría lugar a una pérdida sustancial de proteínas).
Otra hipótesis sostiene que la finalidad del stabilimentum es atraer a los machos de la especie a la tela cuando la hembra está lista para reproducirse. Un estudio realizado en Argiope lobata (Pallas, 1772) puso de manifiesto que existe una correlación positiva entre la presencia de un macho en la tela y la presencia de un stabilimentum.
Recientemente se ha descubierto que algunas arañas impregnan los hilos de sus telas con una sustancia conductora, lo que convierte la telaraña en una trampa electrostática que, además de contribuir a capturar insectos con mayor eficacia, es capaz de recoger pequeñas partículas del ambiente (como por ejemplo los contaminantes).
Ciertas arañas australianas del género Nephila (Leach, 1815) incluyen restos de sus presas e incluso materia vegetal en sus telas. Estudios recientes han demostrado que estos productos en descomposición ayudan a la araña a atraer más presas.
Otras especies impregnan algunos hilos de seda con feromonas para atraer a los machos o también para atraer a sus presas (principalmente polillas).
Arañas mucho más cercanas a nosotros, las arañas del género Cyclosa (Menge, 1866), construyen el tipo de tela característico de la familia, pero con un estabilimento vertical donde la araña coloca restos digeridos de sus presas y que les sirve de escondite cuando se colocan en el centro de la tela.
Cyclosa cf. conica (Pallas, 1772)
Cyclosa en su tela
Todas las arañas pueden fabricar seda, aunque no todas la utilicen para construir telas. De hecho, pueden fabricar hasta siete tipos diferentes de seda (cada una de ellas con una función distinta), de manera que para formar una telaraña pueden emplear varios tipos de seda.
Las arañas pueden utilizar la seda, además de para tejer redes de caza o telarañas, para construir sus nidos, para cubrir y proteger los huevos, para transportarse por el aire, como cinturón de seguridad, para envolver un "regalo" antes de la cópula, como sustento alimenticio,... Esta versatilidad es debida a las excepcionales propiedades mecánicas de su seda: alta resistencia, alta elásticidad y una enorme tenacidad (5), lo que la convierte en un material que la industria lleva años intentando reproducir (sin exito, por cierto).
Aproximadamente la mitad de las 50.000 especies de arañas conocidas construyen telarañas para capturar a sus presas, el resto emplean otras muchas técnicas de caza. Las hay que esperan a sus presas camufladas entre la vegetación, otras las persiguen velozmente o saltan sobre ellas por sorpresa desde una gran distancia,... y algunas pueden incluso pescar bajo el agua. De algunas de ellas quizás hablaremos en alguna otra entrada.
(1) Proteínas que conforman la seda de las arañas.
(2) Por si el nombre no fuera ya lo suficientemente evocador, resulta que, además, Bagheera kiplingi (Peckham & Peckham, 1896) es la única especie de araña vegetariana que se conoce en el mundo.
(3) En realidad se trata de cientos de hilos de un calibre extremadamente pequeño tejidos sobre un hilo central.
(4) Las miembros de estas 3 familias reciben el nombre de arañas tejedoras de orbitelas debido a que tejen una tela en forma de lámina circular.
(5) No confundir una de las propiedades mecánicas de los materiales (tenacidad = energía que puede absorver un material antes de romperse) con tenacidad, sinónimo de perseverancia u obstinación.
Araneus diadematus (Clerck, 1757)
Consiste en la construcción de una tela a partir de la seda que ellas mismas biosintetizan y secretan a través de unas glándulas (= glándulas sericígenas) dispuestas especificamente para ello y que poseen en la parte posterior del abdomen. En el interior de las glándulas la seda se encuentra en estado líquido y poco antes de su salida al exterior se convierte en un material fibroso e insoluble en agua. Se cree que una brusca caída del pH a lo largo del conducto de excreción de la seda produce cambios sobre las espidroínas (1) que convierten la seda líquida en sólida.
Agelena cf. labyrinthica (Clerck, 1757)
Según la especie, esa telaraña variará en forma, tamaño, ubicación,... pero todas tendrán un mismo objetivo: que las presas, principalmente insectos (2), queden atrapados en ella. Cuando esto ocurre la araña puede sentir el forcejeo de la desafortunada víctima y, guiándose por la vibración y la tensión que se transmiten a través de los hilos de la tela, localizar a la presa. Estas arañas adaptadas a su vida en la tela tienen, por lo general, una visión poco desarrollada. Con la ayuda de sus patas rápidamente la envuelve con más fibras de seda y la inmoviliza. En algunos casos pueden también inyectarle un veneno que, además de paralizarla o matarla, contiene unas enzimas para facilitar su digestión.
Araniella cf. cucurbitina (Clerck, 1757)
La tela permite a la araña atrapar a sus presas sin tener que gastar energía cazándolas. Sin embargo, construir una telaraña supone un gran gasto de energía debido a la gran cantidad de proteínas necesarias para la formación de la seda y, además, con el paso del tiempo la tela se vuelve ineficiente para capturar presas ya que la seda pierde su adhesividad.
Tegenaria atrica (C. L. Koch, 1843)
¿Por qué las arañas no se quedan atrapadas en sus propias telas?.
Para empezar hay que decir que existen 2 tipos de seda adhesiva: la viscosa y la cribelada.
En el primer tipo, aunque a simple vista los hilos que forman la telaraña puedan parecer todos iguales, en realidad no lo son y hay dos clases de hilos: los pegajosos y los no pegajosos. En contraposición a los hilos radiales (que parten del centro y van hacia los extremos) hay otros colocados en forma de espirales y que están provistos de una sustancia pegajosa (unas gotitas compuestas de glicoproteínas). Los hilos que conforman el exterior de la tela tampoco sirven para agarrar a la presa (por lo que también carecen de pegamento) de manera que la araña puede moverse también por esa zona de la tela sin que le ocurra nada.
En el caso de que no pudiera evitarlo hay un mecanismo que permite a la araña pisar los hilos pegajosos sin quedar atrapada. Se trata de unos pelos en las patas que minimizan la superficie de contacto y que sumado a una sustancia química que recubre las patas (una especie de aceite) reducen la adhesión.
Sin embargo, no todas las arañas contruyen telas que presentan esta espiral pegajosa (como ocurre con las arañas cribeladas de la familia Uloboridae). En este segundo tipo la adhesividad se debe a una seda formada por múltiples filamentos (3), que la araña "peina" a través de un órgano situado en la pata (el calamistro), y que en contacto con otra superficie se enredan a ella (de manera similar a un velcro, pero a escala microscópica).
Tetragnatha sp. (Latreille, 1804)
En algunas especies de arañas tejedoras (de las familias Araneidae, Uloboridae y Tetragnathidae) (4) podemos encontrar en sus telas una singular estructura de seda que recibe el nombre de estabilimento o stabilimentum. Probablemente las arañas más conocidas donde puede observarse esta especie de decoración en la tela (con forma de cinta en zig-zag, foto inferior) sea en las arañas del género Argiope (Audouin, 1826).
Argiope bruennichi (Scopoli, 1772)
Desde que este término fuera introducido en 1895 han sido múltiples las hipótesis sobre cuál es su función; desde estabilizar (de ahí el nombre) o ajustar la tensión de la tela, servir de plataforma para la muda, hacer visible la tela, ofrecer protección frente a depredadores, mejorar la termoregulación o contribuir al camuflaje han sido algunas. Aunque varias de ellas ya han sido descartadas existe aún controversia sobre cuál es la función real de estas estructuras. De hecho, es posible que diferentes especies las utilicen para diferentes propósitos o incluso que puedan cumplir varias funciones, según el contexto ecológico.
Una de las hipótesis más recientes plantea que estas estructuras en la tela pueden contribuir a atraer a las presas al reflejar la radiación ultravioleta, al igual que hacen las flores (es sabido que ese espectro de luz es atractivo para muchas especies de insectos). Sería también compatible con la hipótesis de hacer más visible la tela para evitar colisiones (su destrucción accidental, por ej. por los pájaros, daría lugar a una pérdida sustancial de proteínas).
Otra hipótesis sostiene que la finalidad del stabilimentum es atraer a los machos de la especie a la tela cuando la hembra está lista para reproducirse. Un estudio realizado en Argiope lobata (Pallas, 1772) puso de manifiesto que existe una correlación positiva entre la presencia de un macho en la tela y la presencia de un stabilimentum.
Recientemente se ha descubierto que algunas arañas impregnan los hilos de sus telas con una sustancia conductora, lo que convierte la telaraña en una trampa electrostática que, además de contribuir a capturar insectos con mayor eficacia, es capaz de recoger pequeñas partículas del ambiente (como por ejemplo los contaminantes).
Ciertas arañas australianas del género Nephila (Leach, 1815) incluyen restos de sus presas e incluso materia vegetal en sus telas. Estudios recientes han demostrado que estos productos en descomposición ayudan a la araña a atraer más presas.
Otras especies impregnan algunos hilos de seda con feromonas para atraer a los machos o también para atraer a sus presas (principalmente polillas).
Arañas mucho más cercanas a nosotros, las arañas del género Cyclosa (Menge, 1866), construyen el tipo de tela característico de la familia, pero con un estabilimento vertical donde la araña coloca restos digeridos de sus presas y que les sirve de escondite cuando se colocan en el centro de la tela.
Cyclosa cf. conica (Pallas, 1772)
Cyclosa en su tela
Todas las arañas pueden fabricar seda, aunque no todas la utilicen para construir telas. De hecho, pueden fabricar hasta siete tipos diferentes de seda (cada una de ellas con una función distinta), de manera que para formar una telaraña pueden emplear varios tipos de seda.
Las arañas pueden utilizar la seda, además de para tejer redes de caza o telarañas, para construir sus nidos, para cubrir y proteger los huevos, para transportarse por el aire, como cinturón de seguridad, para envolver un "regalo" antes de la cópula, como sustento alimenticio,... Esta versatilidad es debida a las excepcionales propiedades mecánicas de su seda: alta resistencia, alta elásticidad y una enorme tenacidad (5), lo que la convierte en un material que la industria lleva años intentando reproducir (sin exito, por cierto).
Aproximadamente la mitad de las 50.000 especies de arañas conocidas construyen telarañas para capturar a sus presas, el resto emplean otras muchas técnicas de caza. Las hay que esperan a sus presas camufladas entre la vegetación, otras las persiguen velozmente o saltan sobre ellas por sorpresa desde una gran distancia,... y algunas pueden incluso pescar bajo el agua. De algunas de ellas quizás hablaremos en alguna otra entrada.
(1) Proteínas que conforman la seda de las arañas.
(2) Por si el nombre no fuera ya lo suficientemente evocador, resulta que, además, Bagheera kiplingi (Peckham & Peckham, 1896) es la única especie de araña vegetariana que se conoce en el mundo.
(3) En realidad se trata de cientos de hilos de un calibre extremadamente pequeño tejidos sobre un hilo central.
(4) Las miembros de estas 3 familias reciben el nombre de arañas tejedoras de orbitelas debido a que tejen una tela en forma de lámina circular.
(5) No confundir una de las propiedades mecánicas de los materiales (tenacidad = energía que puede absorver un material antes de romperse) con tenacidad, sinónimo de perseverancia u obstinación.
viernes, 7 de febrero de 2014
El final de una etapa
Después de serlo más de 20 años, desde hoy, he dejado de ser socio de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife). En todo ese tiempo he visto actitudes que no me han gustado nada (ni como socio, ni durante la época en que fui coordinador de un grupo local) pero siempre he pensado que lo importante eran las aves (y he aguantado).
No voy a hacer aquí una lista con todas las cosas que no me han parecido bien a lo largo de todos estos años (no creo que sea el momento ni el lugar adecuados). Solo voy a decir que NUNCA MÁIS volveré a formar parte de una asociación conservacionista que no esté dispuesta ni siquiera a mover un dedo ante un impacto medioambiental, por pequeño que sea.
Cómo suelo decir en estos casos:
¡ Qué os vaya bonito !
Petirrojo que acabó sus días "estampado" contra una cristalera.
No voy a hacer aquí una lista con todas las cosas que no me han parecido bien a lo largo de todos estos años (no creo que sea el momento ni el lugar adecuados). Solo voy a decir que NUNCA MÁIS volveré a formar parte de una asociación conservacionista que no esté dispuesta ni siquiera a mover un dedo ante un impacto medioambiental, por pequeño que sea.
Cómo suelo decir en estos casos:
¡ Qué os vaya bonito !
Petirrojo que acabó sus días "estampado" contra una cristalera.
jueves, 26 de diciembre de 2013
2A404359
El anillamiento científico nació en Dinamarca en 1899 y consiste, básicamente, en individualizar cada ave mediante una anilla que lleva grabado un número y una dirección o remite de contacto. Esa anilla sería como una especie de carnét de identidad que, una vez leída de nuevo, sirve para saber, entre otras cosas; dónde, cuando y quién anilló esa ave.
Esta actividad comenzó a practicarse "simplemente" como un método para conocer de dónde proceden (y a dónde van) las aves en Europa pero, con el paso del tiempo, se ha convertido en una herramienta muy útil para conocer más sobre múltiples aspectos de su biología (longevidad, fenología, tasas de supervivencia, diferencias entre machos y hembras,...), parámetros que no sería posible conocer con otros métodos de estudio.
Un ave anillada puede ser posteriormente recuperada de diversas maneras, aunque la forma más frecuente es que sea la propia actividad de anilllamiento, cuando el ave vuelve a ser recapturada por algún anillador.
En algunos tipos de aves, debido a su mayor tamaño, pueden emplearse además anillas especiales de diversos materiales que permiten su observación a larga distancia.
Gaviota cabecinegra (Ichthyaetus melanocephalus) con anilla de PVC para su lectura a distancia.
En algunas ocasiones (pocas, la verdad) había observado algún paseriforme anillado pero, debido a su carácter inquieto y al diminuto tamaño (esas anillas están pensadas para su lectura con el ave en mano), nunca había conseguido leer completamente ninguna anilla.
Hace ya bastante tiempo, el 14/10/2012, pude ver que una de las hembras de Verderón común (Carduelis chloris) que acudían al jardín portaba una anilla metálica en su pata derecha, y gracias a unas cuantas fotografías que le pude hacer logré leerla.
Hembra de Verderón común (Carduelis chloris) anillada.
Fotomontaje donde se puede leer la anilla:
2A404359
MIN. MEDIO AMB.
ICONA MADRID SPAIN
Hasta hace un tiempo, aquí, todo lo relacionado con el anillamiento científico (tramitación de recuperaciones, elaboración de historiales, venta de anillas,...) era responsabilidad de la Oficina de Especies Migratorias (OEM) perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente pero, después de llevar cerrada bastantes meses por culpa de la crisis (o esa es la excusa que dan), la gestión del anillamiento ha sido cedida ahora a manos de SEO/Birdlife.
Después de preguntar entre el mundillo de los anilladores (y de haber enviado en su día la recuperación a la OEM) y cuando ya tenía pocas esperanzas de descubrir la procedencia de esa anilla decidí volver a enviar los datos, en esta ocasión a la SEO, y al cabo de poco tiempo obtuve respuesta.
Al final, resultó que esa hembra de Verderón había sido anillada en su primer año de vida el 04/08/2012 en Ribas,Teo (A Coruña) por un miembro del ICO (Institut Català d'Ornitologia) y que en 71 días había recorrido una distancia de 25 Km en dirección 161 grados (S).
Esta actividad comenzó a practicarse "simplemente" como un método para conocer de dónde proceden (y a dónde van) las aves en Europa pero, con el paso del tiempo, se ha convertido en una herramienta muy útil para conocer más sobre múltiples aspectos de su biología (longevidad, fenología, tasas de supervivencia, diferencias entre machos y hembras,...), parámetros que no sería posible conocer con otros métodos de estudio.
Un ave anillada puede ser posteriormente recuperada de diversas maneras, aunque la forma más frecuente es que sea la propia actividad de anilllamiento, cuando el ave vuelve a ser recapturada por algún anillador.
En algunos tipos de aves, debido a su mayor tamaño, pueden emplearse además anillas especiales de diversos materiales que permiten su observación a larga distancia.
Gaviota cabecinegra (Ichthyaetus melanocephalus) con anilla de PVC para su lectura a distancia.
En algunas ocasiones (pocas, la verdad) había observado algún paseriforme anillado pero, debido a su carácter inquieto y al diminuto tamaño (esas anillas están pensadas para su lectura con el ave en mano), nunca había conseguido leer completamente ninguna anilla.
Hace ya bastante tiempo, el 14/10/2012, pude ver que una de las hembras de Verderón común (Carduelis chloris) que acudían al jardín portaba una anilla metálica en su pata derecha, y gracias a unas cuantas fotografías que le pude hacer logré leerla.
Hembra de Verderón común (Carduelis chloris) anillada.
Fotomontaje donde se puede leer la anilla:
2A404359
MIN. MEDIO AMB.
ICONA MADRID SPAIN
Hasta hace un tiempo, aquí, todo lo relacionado con el anillamiento científico (tramitación de recuperaciones, elaboración de historiales, venta de anillas,...) era responsabilidad de la Oficina de Especies Migratorias (OEM) perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente pero, después de llevar cerrada bastantes meses por culpa de la crisis (o esa es la excusa que dan), la gestión del anillamiento ha sido cedida ahora a manos de SEO/Birdlife.
Después de preguntar entre el mundillo de los anilladores (y de haber enviado en su día la recuperación a la OEM) y cuando ya tenía pocas esperanzas de descubrir la procedencia de esa anilla decidí volver a enviar los datos, en esta ocasión a la SEO, y al cabo de poco tiempo obtuve respuesta.
Al final, resultó que esa hembra de Verderón había sido anillada en su primer año de vida el 04/08/2012 en Ribas,Teo (A Coruña) por un miembro del ICO (Institut Català d'Ornitologia) y que en 71 días había recorrido una distancia de 25 Km en dirección 161 grados (S).
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