martes, 11 de febrero de 2014

Arañas: ¡Menuda tela!

 Las arañas emplean diversos métodos para capturar a sus presas. Uno de los más utilizados debido a su gran eficacia es también el más popular entre los humanos (¿Quién no se ha tropezado con alguna al visitar algún desván o similar?).


                                                 Araneus diadematus (Clerck, 1757)
                
 Consiste en la construcción de una tela a partir de la seda que ellas mismas biosintetizan y secretan a través de unas glándulas (= glándulas sericígenas) dispuestas especificamente para ello y que poseen en la parte posterior del abdomen. En el interior de las glándulas la seda se encuentra en estado líquido y poco antes de su salida al exterior se convierte en un material fibroso e insoluble en agua. Se cree que una brusca caída del pH a lo largo del conducto de excreción de la seda produce cambios sobre las espidroínas (1) que convierten la seda líquida en sólida.


 Agelena cf. labyrinthica (Clerck, 1757)
                                   
 Según la especie, esa telaraña variará en forma, tamaño, ubicación,... pero todas tendrán un mismo objetivo: que las presas, principalmente insectos (2), queden atrapados en ella. Cuando esto ocurre la araña puede sentir el forcejeo de la desafortunada víctima y, guiándose por la vibración y la tensión que se transmiten a través de los hilos de la tela, localizar a la presa. Estas arañas adaptadas a su vida en la tela tienen, por lo general, una visión poco desarrollada. Con la ayuda de sus patas rápidamente la envuelve con más fibras de seda y la inmoviliza. En algunos casos pueden también inyectarle un veneno que, además de paralizarla o matarla, contiene unas enzimas para facilitar su digestión.
     

                                               Araniella cf. cucurbitina (Clerck, 1757)

 La tela permite a la araña atrapar a sus presas sin tener que gastar energía cazándolas. Sin embargo, construir una telaraña supone un gran gasto de energía debido a la gran cantidad de proteínas necesarias para la formación de la seda y, además, con el paso del tiempo la tela se vuelve ineficiente para capturar presas ya que la seda pierde su adhesividad.


                                                 Tegenaria atrica (C. L. Koch, 1843)

¿Por qué las arañas no se quedan atrapadas en sus propias telas?.
 Para empezar hay que decir que existen 2 tipos de seda adhesiva: la viscosa y la cribelada.
 En el primer tipo, aunque a simple vista los hilos que forman la telaraña puedan parecer todos iguales, en realidad no lo son y hay dos clases de hilos: los pegajosos y los no pegajosos. En contraposición a los hilos radiales (que parten del centro y van hacia los extremos) hay otros colocados en forma de espirales y que están provistos de una sustancia pegajosa (unas gotitas compuestas de glicoproteínas). Los hilos que conforman el exterior de la tela tampoco sirven para agarrar a la presa (por lo que también carecen de pegamento) de manera que la araña puede moverse también por esa zona de la tela sin que le ocurra nada.
 En el caso de que no pudiera evitarlo hay un mecanismo que permite a la araña pisar los hilos pegajosos sin quedar atrapada. Se trata de unos pelos en las patas que minimizan la superficie de contacto y que sumado a una sustancia química que recubre las patas (una especie de aceite) reducen la adhesión.
 Sin embargo, no todas las arañas contruyen telas que presentan esta espiral pegajosa (como ocurre con las arañas cribeladas de la familia Uloboridae). En este segundo tipo la adhesividad se debe a una seda formada por múltiples filamentos (3), que la araña "peina" a través de un órgano situado en la pata (el calamistro), y que en contacto con otra superficie se enredan a ella (de manera similar a un velcro, pero a escala microscópica).


                                                   Tetragnatha sp. (Latreille, 1804)

 En algunas especies de arañas tejedoras (de las familias Araneidae, Uloboridae y Tetragnathidae) (4) podemos encontrar en sus telas una singular estructura de seda que recibe el nombre de estabilimento o stabilimentum. Probablemente las arañas más conocidas donde puede observarse esta especie de decoración en la tela (con forma de cinta en zig-zag, foto inferior) sea en las arañas del género Argiope (Audouin, 1826).


                                                  Argiope bruennichi (Scopoli, 1772)

 Desde que este término fuera introducido en 1895 han sido múltiples las hipótesis sobre cuál es su función; desde estabilizar (de ahí el nombre) o ajustar la tensión de la tela, servir de plataforma para la muda, hacer visible la tela, ofrecer protección frente a depredadores, mejorar la termoregulación o contribuir al camuflaje han sido algunas. Aunque varias de ellas ya han sido descartadas existe aún controversia sobre cuál es la función real de estas estructuras. De hecho, es posible que diferentes especies las utilicen para diferentes propósitos o incluso que puedan cumplir varias funciones, según el contexto ecológico.
 Una de las hipótesis más recientes plantea que estas estructuras en la tela pueden contribuir a atraer a las presas al reflejar la radiación ultravioleta, al igual que hacen las flores (es sabido que ese espectro de luz es atractivo para muchas especies de insectos). Sería también compatible con la hipótesis de hacer más visible la tela para evitar colisiones (su destrucción accidental, por ej. por los pájaros, daría lugar a una pérdida sustancial de proteínas).
 Otra hipótesis sostiene que la finalidad del stabilimentum es atraer a los machos de la especie a la tela cuando la hembra está lista para reproducirse. Un estudio realizado en Argiope lobata (Pallas, 1772) puso de manifiesto que existe una correlación positiva entre la presencia de un macho en la tela y la presencia de un stabilimentum.
 Recientemente se ha descubierto que algunas arañas impregnan los hilos de sus telas con una sustancia conductora, lo que convierte la telaraña en una trampa electrostática que, además de contribuir a capturar insectos con mayor eficacia, es capaz de recoger pequeñas partículas del ambiente (como por ejemplo los contaminantes).
 Ciertas arañas australianas del género Nephila (Leach, 1815) incluyen restos de sus presas e incluso materia vegetal en sus telas. Estudios recientes han demostrado que estos productos en descomposición ayudan a la araña a atraer más presas.
 Otras especies impregnan algunos hilos de seda con feromonas para atraer a los machos o también para atraer a sus presas (principalmente polillas).
 Arañas mucho más cercanas a nosotros, las arañas del género Cyclosa (Menge, 1866), construyen el tipo de tela característico de la familia, pero con un estabilimento vertical donde la araña coloca restos digeridos de sus presas y que les sirve de escondite cuando se colocan en el centro de la tela.


                                                   Cyclosa cf. conica (Pallas, 1772)


                                                               Cyclosa en su tela

 Todas las arañas pueden fabricar seda, aunque no todas la utilicen para construir telas. De hecho, pueden fabricar hasta siete tipos diferentes de seda (cada una de ellas con una función distinta), de manera que para formar una telaraña pueden emplear varios tipos de seda.
 Las arañas pueden utilizar la seda, además de para tejer redes de caza o telarañas, para construir sus nidos, para cubrir y proteger los huevos, para transportarse por el aire, como cinturón de seguridad, para envolver un "regalo" antes de la cópula, como sustento alimenticio,... Esta versatilidad es debida a las excepcionales propiedades mecánicas de su seda: alta resistencia, alta elásticidad y una enorme tenacidad (5), lo que la convierte en un material que la industria lleva años intentando reproducir (sin exito, por cierto).
 Aproximadamente la mitad de las 50.000 especies de arañas conocidas construyen telarañas para capturar a sus presas, el resto emplean otras muchas técnicas de caza. Las hay que esperan a sus presas camufladas entre la vegetación, otras las persiguen velozmente o saltan sobre ellas por sorpresa desde una gran distancia,... y algunas pueden incluso pescar bajo el agua. De algunas de ellas quizás hablaremos en alguna otra entrada.


(1) Proteínas que conforman la seda de las arañas.
(2) Por si el nombre no fuera ya lo suficientemente evocador, resulta que, además, Bagheera kiplingi (Peckham & Peckham, 1896) es la única especie de araña vegetariana que se conoce en el mundo.
(3) En realidad se trata de cientos de hilos de un calibre extremadamente pequeño tejidos sobre un hilo central.
(4) Las miembros de estas 3 familias reciben el nombre de arañas tejedoras de orbitelas debido a que tejen una tela en forma de lámina circular.
(5) No confundir una de las propiedades mecánicas de los materiales (tenacidad = energía que puede absorver un material antes de romperse) con tenacidad, sinónimo de perseverancia u obstinación.



viernes, 7 de febrero de 2014

El final de una etapa

 Después de serlo más de 20 años, desde hoy, he dejado de ser socio de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife). En todo ese tiempo he visto actitudes que no me han gustado nada (ni como socio, ni durante la época en que fui coordinador de un grupo local) pero siempre he pensado que lo importante eran las aves (y he aguantado).
 No voy a hacer aquí una lista con todas las cosas que no me han parecido bien a lo largo de todos estos años (no creo que sea el momento ni el lugar adecuados). Solo voy a decir que NUNCA MÁIS volveré a formar parte de una asociación conservacionista que no esté dispuesta ni siquiera a mover un dedo ante un impacto medioambiental, por pequeño que sea.
Cómo suelo decir en estos casos:
 ¡ Qué os vaya bonito !


                           Petirrojo que acabó sus días "estampado" contra una cristalera.