jueves, 26 de diciembre de 2013

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 El anillamiento científico nació en Dinamarca en 1899 y consiste, básicamente, en individualizar cada ave mediante una anilla que lleva grabado un número y una dirección o remite de contacto. Esa anilla sería como una especie de carnét de identidad que, una vez leída de nuevo, sirve para saber, entre otras cosas; dónde, cuando y quién anilló esa ave.
 Esta actividad comenzó a practicarse "simplemente" como un  método para conocer de dónde proceden (y a dónde van) las aves en Europa pero, con el paso del tiempo, se ha convertido en una herramienta muy útil para conocer más sobre múltiples aspectos de su biología (longevidad, fenología, tasas de supervivencia, diferencias entre machos y hembras,...), parámetros que no sería posible conocer con otros métodos de estudio.
 Un ave anillada puede ser posteriormente recuperada de diversas maneras, aunque la forma más frecuente es que sea la propia actividad de anilllamiento, cuando el ave vuelve a ser recapturada por algún anillador.
 En algunos tipos de aves, debido a su mayor tamaño, pueden emplearse además anillas especiales de diversos materiales que permiten su observación a larga distancia.


        Gaviota cabecinegra (Ichthyaetus melanocephalus) con anilla de PVC para su lectura a distancia.

 En algunas ocasiones (pocas, la verdad) había observado algún paseriforme anillado pero, debido a su carácter inquieto y al diminuto tamaño (esas anillas están pensadas para su lectura con el ave en mano), nunca había conseguido leer completamente ninguna anilla.
 Hace ya bastante tiempo, el 14/10/2012, pude ver que una de las hembras de Verderón común (Carduelis chloris) que acudían al jardín portaba una anilla metálica en su pata derecha, y gracias a unas cuantas fotografías que le pude hacer logré leerla.


                                 Hembra de Verderón común (Carduelis chloris) anillada.


                                          Fotomontaje donde se puede leer la anilla:
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             MIN. MEDIO AMB.  
             ICONA MADRID SPAIN                                                                   

 Hasta hace un tiempo, aquí, todo lo relacionado con el anillamiento científico (tramitación de recuperaciones, elaboración de historiales, venta de anillas,...) era responsabilidad de la Oficina de Especies Migratorias (OEM) perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente pero, después de llevar cerrada bastantes meses por culpa de la crisis (o esa es la excusa que dan), la gestión del anillamiento ha sido cedida ahora a manos de SEO/Birdlife.
 Después de preguntar entre el mundillo de los anilladores (y de haber enviado en su día la recuperación a la OEM) y cuando ya tenía pocas  esperanzas de descubrir la procedencia de esa anilla decidí volver a enviar los datos, en esta ocasión a la SEO, y al cabo de poco tiempo obtuve respuesta.
 Al final, resultó que esa hembra de Verderón había sido anillada en su primer año de vida el 04/08/2012 en Ribas,Teo (A Coruña) por un miembro del ICO (Institut Català d'Ornitologia) y que en 71 días había recorrido una distancia de 25 Km en dirección 161 grados (S).






 

jueves, 26 de septiembre de 2013

Aves y cristales

 Cuando a finales del 2007 me enteré de que querían construir un tanatorio justo al lado de la casa que tenemos en la aldea, en Cerdedo (Pontevedra), me sentó como una patada en los... Además de que, personalmente, no me parece uno de los "establecimientos" más agradables para tener enfrente de casa (aún sabiendo que, tarde o temprano, todos vamos a acabar en uno de ellos) para construirlo se iban a cargar una parcela con algunos pinos, pero también con bastantes frutales y algunos viejos robles. Meses más tarde, tras ver como todos ellos habían sido talados, pensé que el disgusto más gordo había pasado. Lo que no me imaginaba entonces era que lo que para los humanos iba a ser un tanatorio, para las aves se convertiría en un autentico matadero.


 Tanatorio de Cerdedo (PO). Aunque da a la acera y a la carretera también aparecen algunas aves muertas bajo esta cristalera.

 En España (esa peculiar región al norte de África), no hay estudios sobre este tipo de mortalidad pero, en Estados Unidos calcularon que cada año mueren, en el mundo, tras colisionar contra cristales entre 100 y 1000 millones de aves, y en el Reino Unido, según la British Trust for Ornithology, se producen unos 100 millones de colisiones al año, de las que un tercio serían mortales. Aunque estas cifras son una estima (el de la BTO es un calculo basado en el número de aves anilladas encontradas muertas cerca de ventanas), y para algunos científicos son cifras exageradas, lo cierto es que estamos ante una de las principales causas de mortalidad de origen antrópico. Por ej: Erickson et al. (2005) calcularon que del total de aves muertas por causas antropogénicas, el 58,2% se debía a los choques contra edificios o estructuras similares (tales como chimeneas industriales o monumentos).
 Las colisiones contra cristales se producen o bien debido a la transparencia (las aves no los perciben e intentan volar a través de ellos) o bien debido al reflejo del paisaje (la vegetación, el cielo,...) sobre la superficie acristalada.


 Cristalera posterior. Por si a alguien le parece grande, decir que no es debido al efecto fotográfico. Solo la superficie ocupada por cristal de la parte posterior mide más de 20 metros de largo (22,355 m. para ser exactos) por 2,87 m. de alto. La de la parte delantera (que no he medido) no debe andarle muy lejos.


Efecto túnel: fotografía tomada a través de las dos cristaleras. Vista del monte do Seixo-Serra do Cando (con su correspondiente parque eólico).
   
 Para prevenir este y otros problemas lo ideal sería diseñar de manera inteligente los edificios (por ej: ventanas ligeramente inclinadas reflejarán el suelo y no el paisaje y la vista desde dentro será la misma) pero, claro, pedirle al ser humano que se comporte de manera inteligente sería mucho pedir.
 Una vez que el edificio ya está construido hay algunas medidas correctoras para tratar de paliar este problema, medidas que consisten, básicamente, en marcar el cristal por la parte exterior para tratar de hacerlo visible para las aves. Una de las más efectivas parece ser la colocación de bandas verticales, de color blanco o claro, de al menos 2 cm. de ancho y separadas entre si 10 cm. (o de 1 cm. de ancho separadas no más de 5 cm.) sobre toda la superficie del cristal. La colocación de persianas (cortinas, estores, etc), adhesivos que reflejen la luz ultravioleta, pinturas especiales,... que cubran gran parte del cristal pueden ser también medidas eficaces. Las típicas pegatinas con siluetas de aves rapaces de color negro no son muy recomendables (difíciles de ver y poco efectivas).


 Adhesivo transparente que refleja la luz ultravioleta (muy visible para las aves pero que pasa casi desapercibido para las personas).

 Desde que el tanatorio fue construido no sabría decir el número de aves que desde entonces han muerto allí de esta manera tan absurda, sin que hasta el momento nadie haya tomado ninguna medida para tratar de remediarlo. Cualquier cifra que diera sería una infraestima del número real y para poder hacerlo habría que hacer antes un seguimiento constante y riguroso, cosa que por diversos motivos no he hecho. El principal es el de no vivir allí permanentemente. Suelo visitar la aldea siempre que puedo (cuando las circunstancias me lo permiten y el tiempo atmosférico acompaña) pero hay temporadas, como la mayor parte del año pasado, que apenas estuve allí y también ha habido ocasiones que aún estandolo, no he tenido ganas de ir a ver si había algún ave muerta por esta causa (ojos que no ven...). Además, también he comprobado como no es raro que los cadáveres (en especial los que aparecen al pie de la cristalera posterior) desaparezcan al poco tiempo de encontrarlos (incluso durante esa misma noche), o bien que de ellos solo queden restos (alguna pluma y poco más) que indican que han sido consumidos por algún animal (en algunos casos probablemente por Jabalí) con lo que muchos no se detectan.


Petirrojo encontrado muerto el 29/06/2013.

El Petirrojo anterior la mañana del 30/06/2013.

 También he visto como en una ocasión un Carbonero garrapinos (Periparus ater) chocaba contra el cristal y tras unos minutos (en los que parecía que iba a morir) se recuperaba aparentemente y se iba volando, eso si, aún algo aturdido. Me pregunto cuantas aves chocaran contra los cristales pero no morirán al instante, sino que lo harán más tarde (ya en otro lugar) a causa de alguna lesión interna provocada por la colisión.
 Como ya he dicho no voy a decir una cifra (porque no la tengo) pero sí quiero denunciar lo que está ocurriendo, y aunque resulte bastante desagradable voy a terminar esta entrada mostrando algunas fotografías. No están todas ya que hasta mediados del 2011 no comencé a hacer foto (además de tomar nota) tras cada hallazgo, por lo que faltan varias especies. Entre ellas el Mirlo común (Turdus merula) que, aunque es una de las especies que más frecuentemente ha aparecido muerta, no tengo ninguna foto (en un par de ocasiones por dejadez mía). Evidentemente de algunas especies he encontrado más de un ejemplar muerto pero, creo que con una foto es más que suficiente para hacerse una idea de la cruda realidad.

 
Acentor común (Prunella modularis)

                                            Agateador común (Certhia brachydactyla)

                                               Curruca capirotada (Sylvia atricapilla)

 Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca)


Gavilán (Accipiter nisus). Uno de los 2 ejs. que he encontrado.

Escribano montesino (Emberiza cia)

Motacillidae. Probablemente Lavandera blanca (Motacilla alba)

Pinzón común (Fringilla coelebs)

Petirrojo (Erithacus rubecula)

Trepador azul (Sitta europaea) ?

Verdecillo (Serinus serinus)

Verderón común (Chloris chloris)

martes, 10 de septiembre de 2013

Oxyporus rufus

 Tengo que reconocer que cuando salgo al campo a hacer fotos suelo ser un poco "clasista". Por lo general, suelo centrarme en aquellos bichos que pienso que pueden llegar a ser identificados a nivel especifico. Es por ello que algunas familias de arañas (por ej. los licósidos), algunas de dípteros (por ej. asílidos), las hormigas en general,... suelen salir poco en mis fotos (como mucho una foto testimonial y listo).
 Los estafilínidos son uno de esos grupos a los que nunca les he prestado demasiada atención, o al menos no la atención que se merecen. Creo recordar que, dentro de los coleópteros, son la primera familia en cuanto a diversidad en número de especies (alrededor de 50.000), y menos un par de ellas que conozco, la mayor parte me parecen todos iguales. Su gran diversidad hace que, salvo en los medios acuáticos, podamos encontrarlos en multitud de ambientes: desde la hojarasca de un bosque a los nidos o madrigueras de otros animales, pasando por flores, fruta o cadáveres en descomposición, cuevas, etc. En cuanto a sus habitos alimenticios la mayor parte son especies depredadoras pero también las hay saprófagas, fitófagas,... y micófagas (como la subfamilia Oxyporinae).


                              Oxyporus rufus fotografiado el 02/06/2013 en Cerdedo (PO)

 Hace ya un tiempo, en el camino que discurre justo por detrás del jardín, observé uno que me llamó particularmente la atención (ya que no sabía de que especie se trataba pero, curiosamente, me resultaba familiar) y aunque no paró en ningún momento de moverse entre la vegetación pude sacarle una foto aceptable antes de que desapareciera de nuevo volando.
 Después de darle algunas vueltas en la cabeza recordé una nota publicada en la web de AEGA. Tras consultar esa nota, y otra publicada con posterioridad, identifiqué esa especie como Oxyporus rufus (Linnaeus, 1758), y una vez consultados varios expertos en la materia esa identificación pudo ser confirmada.
 Al final resultó ser una especie bastante interesante y, cómo se puede ver en el siguiente mapa, poco citada aún en la Península Ibérica.


                                  Distribución de Oxyporus rufus en la Península Ibérica.



 Referencias:

Álvarez Vieitez, L. 2013. Primera cita de Oxyporus rufus Linnaeus, 1758 (Coleoptera: Staphylinidae: Oxyporinae) para Galicia (N.O. Península Ibérica). Arquivos Entomolóxicos 9: 21-22. Disponible en: http://www.aegaweb.com/arquivos_entomoloxicos/ae09_2013_alvarez_vieitez_oxyporus_rufus_staphylinidae_galicia.pdf

 Diéguez Fernández, J.M. 2010. Oxyporus rufus rufus (Linnaeus, 1758) nuevo para la fauna ibérica (Coleoptera: Staphylinidae: Oxyporinae). Arquivos Entomolóxicos 4: 5-6. Disponible en: http://www.aegaweb.com/arquivos_entomoloxicos/ae04_2010_dieguez_oxyporus_nuevo_pen_iberica.pdf

Ferreira, R.N. 2012. Oxyporus (s.str.) rufus (Linnaeus, 1758), uma nova espécie para Portugal (Coleoptera: Staphylinidae: Oxyporinae). Arquivos Entomolóxicos 7: 111-112. Disponible en: http://www.aegaweb.com/arquivos_entomoloxicos/ae07_2012_ferreira_oxyporus_rufus_portugal.pdf

  
 
 
 

jueves, 11 de julio de 2013

Un par de buitres, una mosca algo despistada y un "pájaro" muy cuco

 Ya sé que el título de esta entrada suena a un capítulo de la serie La que se avecina pero resume tan bien lo observado durante la mañana del 08/07/2013 por la zona del Monte do Seixo- Serra do Cando (PO) que no he podido resistirme.
 La jornada comenzó muy bien, con un ejemplar de Buitre leonado (Gyps fulvus) posado en la copa de un pino y que, dada la tempranera hora, probablemente habrá pasado por aquí la noche.   


                                       Gyps fulvus sobre la copa de un Pinus sylvestris

 Después de dejar al buitre me fui a la zona donde todos los veranos hay establecida una pareja de Collalbas grises (Oenanthe oenanthe) y allí estaba el macho, en uno de sus posaderos favoritos. Supongo que la hembra (observada en una anterior visita) no andaría muy lejos. Es posible que este año no sea la única pareja que críe por la zona ya que no hace mucho pude observar otro macho en otra parte de la sierra, aunque el hábitat no parecía del todo el óptimo.
 Una vez comprobado que las collalbas "estaban en su sitio" me puse a buscar bichos, pero de los de 6 y 8 patas, que es a lo que ultimamente me dedico en las salidas que hago al campo. Lo más interesante fue encontrarme (bueno, más bien me encontró él a mí) un díptero que todavía no había visto nunca. Se trata de un miembro de la familia Acroceridae, del género Ogcodes (Latreille, 1796). Pienso que se trata de Ogcodes zonatus (Erichson, 1840) pero habrá que buscar la opinión de algún experto para poder confirmarlo.


                            Ogcodes cf. zonatus que apareció posado sobre mi camiseta

 En esas estaba, concentrado mirando para el suelo, cuando de repente de unas rocas de más abajo salió volando un Buitre leonado. Me fui para casa pensando que se trataba del mismo individuo que habría cambiado de sitio pero, ahora (viendo las penosas fotos que le pude sacar) estoy plenamente seguro de que se trataba de otro ejemplar diferente.
 Mientras le sacaba las fotos al buitre pasó volando el único Aguilucho que pude observar. Lo más probable es que se tratara de un A. cenizo (Circus pygargus) pero cómo ni volvió a aparecer, ni lo pude ver nada bien, se va a tener que quedar en Circus sp.
 Viendo que el calor empezaba a apretar (y eran poco más de las 10 de la mañana) decidí buscar lo que me pide el cuerpo en estos casos: la sombra (y si es con agua, mejor). Allí, la cosa no estaba demasiado animada para lo que suele ser habitual. Varias especies de páridos, un Piquituerto (Loxia curvirostra), algún odonato y poco más. Llevaba ya un rato escuchando lo que parecía ser un pollo de algún paseriforme reclamando alimento cuando decidí investigar. Pronto descubrí al responsable.


                                                Volantón de Cuco (Cuculus canorus)

  Desde la copa de un pino un volantón (ya algo crecidito) de Cuco (Cuculus canorus) pedía insistentemente comida. En principio pensé que tal vez un adulto de Bisbita arbóreo (Anthus trivialis), que andaba por allí cerca, sería la víctima del engaño pero, al ver que este, a su vez, estaba acompañado de dos jóvenes de su misma especie descarté esa posibilidad. No tardé mucho en descubrir que los desafortunados "padres" de la criatura eran una pareja de Acentores comunes (Prunella modularis) que estaban literalmente desbordados ante el lastimoso reclamo del joven impostor.


                            Acentor común (Prunella modularis) cebando a un joven cuco

 Con esta observación y en vista de que el calor empezaba a ser insoportable decidí volver para casa. En el jardín se está mucho más fresquito y también se ven cosas interesantes.



UPDATE

 Confirmado por Jorge Mota Almeida, en Diptera.info, que se trata de Ogcodes zonatus:
 http://www.diptera.info/forum/viewthread.php?thread_id=57033&pid=243115#post_243115


                                      

sábado, 8 de junio de 2013

Phymata monstrosa

 La familia Reduviidae (Latreille, 1807) es una de las más grandes y cosmopolitas familias de chinches (Heteroptera). Incluye insectos depredadores, por lo general de cuerpo esbelto, de patas largas, con una cabeza alargada y dividida por un surco transversal entre los ojos compuestos y los ocelos, con un prominente pico o rostro formado por 3 segmentos y antenas con 4 artejos (siendo, generalmente, el segundo el más largo). El rostro, por su parte, en la mayoría de los redúvidos es curvado y está fuertemente esclerotizado y se inserta en una cavidad del prosterno que al rasparlo contra los bordes produce un sonido (estridulación). Utilizan el rostro para inyectar una saliva que digiere el interior de la presa y, posteriormente, lo absorben.
 Los redúvidos presentan en España 7 subfamilias que, según
Fauna Europaea, englobarían a 24 géneros. Recientemente se ha incorporado a ellos el género Zelus (Fabricius, 1803), de origen alóctono.
 Uno de estos géneros, quizás uno de los más singulares, es el género Phymata (Latreille, 1802), representado en la Península Ibérica por 2 especies: Phymata crassipes (Fabricius, 1775) y P. monstrosa (Fabricius, 1794). 


                                                                         Phymata monstrosa

 Phymata monstrosa está considerado un elemento mediterráneo occidental (Josifov, 1968), propio de biotopos áridos y soleados. Caza al acecho, permaneciendo inmóvil, según Stichel (1955-62) sobre diferentes plantas, todo tipo de insectos (en ocasiones de mucho mayor tamaño). Para ello se vale de sus patas anteriores, engrosadas y dobladas de manera característica para agarrar a sus presas, a modo de pinzas. Debido a esto, coloquialmente, las especies de este género reciben el nombre de chinches-mantis.


                                                    Detalle de la pata delantera de P. monstrosa

 La información hallada sobre la distribución de este género en la Península Ibérica es más bien escasa, siéndolo aún más en el caso de Phymata monstrosa. Según la bibliografía y las fotografías georreferenciadas subidas a la web Biodiversidad Virtual, P. monstrosa ha sido citada en 9 provincias: Alicante, Almería, Barcelona, Cádiz, Madrid, Segovia, Valencia, Valladolid y Zaragoza.
 En Galicia no me consta que haya sido citada, a pesar de que algún entomólogo afirma haberla observado y capturado en numerosas ocasiones (Prieto, F. com. pers.). 
 Las fotografías que ilustran esta entrada corresponden a un ejemplar encontrado el 11/05/2013 en el interior del jardín, en Cerdedo (PO). Fue toda una alegría, ya que además de ser la primera vez que veo esta especie, es un insecto que, a pesar de su pequeño tamaño (poco más de 1 cm), es realmente espectacular. 



                                                                Vista dorsal de P. monstrosa

Agradecimientos 
 A Fernando Prieto y Javier Pérez Valcárcel, de Arquivos Entomolóxicos Galegos y, especialmente, a Luis Vivas, de Biodiversidad Virtual.

Referencias:
Baena, M. y Torres, J. L. (2012). Nuevos datos sobre heterópteros exóticos en España y Francia: Tempyra biguttula Stål, 1874, Belonochilus numenius (Say, 1832) y Zelus renardii (Kolenati, 1856) (Heteroptera: Rhyparochromidae, Orsillidae, Reduviidae). Boln. Asoc. esp. Ent. 36 (3-4)
 

Josifov, M. (1968). Die paläarktischen Arten der Gattung Phymata Latreille, 1802 (Hem. Het. Reduviidae). Bull. Inst. Zool. et Mus. Acad. bulg. Sc., 26: 29-32

Murria, E. (2001). Inventario Entomológico. Reserva de los Galachos de La Alfranca de Pastriz, La Cartuja y El Burgo de Ebro. PDF descargable aquí:
http://www.aragon.es/estaticos/GobiernoAragon/Departamentos/MedioAmbiente/Documentos/%C3%81reas/RedNaturaArag%C3%B3n/EspacIntegrRedNaturArag/EspaciosNaturalesProtegidos/INVENTARIO_ENTOMOLOGICO2.PDF

Ribes, J., Blasco-Zumeta, J. & Rives, E. (1997). Heteroptera de un sabinar de Juniperus thurifera L. en los Monegros, Zaragoza. Monografías SEA, 2: 1-127. Disponible en: http://idd004kb.eresmas.net/monegros/bib/ribes97.htm

Stichel, W. (1955-1962). Illustrierte Bestimmungstabellen der Wanzen. II. Europa. 1-2: 1-907; 3: 1-428; 4: 1-838; Index: 1-110

Vivas, L. (2012). Primera cita en España de la especie Zelus renardii (Kolenati, 1857) (Heteroptera: Reduviidae) que representa la segunda cita en Europa. BVNPC 2012:34-40. Disponible en: http://www.biodiversidadvirtual.org/taxofoto/sites/default/files/primera_cita_en_espana_de_la_especie_zelus_renardii_kolenati_1857_heteroptera_reduviidae_que_representa_la_segunda_cita_en_europa.pdf

 


UPDATE

KORMILEV, N.A. 1966. On some Phymatidae from the Old and New Worlds (Hem. Heteroptera). Eos, 42(1-2): 275-286.
 Según este trabajo de Kormilev habría unas cuantas citas más: Asturias, Castellón, Ciudad Real, Málaga y Ourense (Carballiño).
 Gracias, de nuevo, Fernando.


 

sábado, 18 de mayo de 2013

Anostrá... qué?

 Los anostráceos son un primitivo orden de crustáceos branquiópodos, por lo general de entre 1-3 cm. de tamaño, cuyos representantes más conocidos son las especies del género Artemia (Leach, 1819). Se diferencian de otros branquiópodos por no poseer un exoesqueleto ni ningún otro tipo de estructura protectora. Son organismos altamente especializados, capaces de sobrevivir en medios tan inestables como las charcas temporales o efímeras, tanto de aguas dulces como, en ocasiones, hipersalinas. Siempre en hábitats extremos, donde la competencia y la depredación sean menos intensas. 


                                                       Hembra de anostráceo* (1)

 Los branchiópodos incluyen a 11 órdenes (2 de ellos extintos), de los cuales 6 están presentes en el ámbito íbero-balear. De forma coloquial, a los Anostraca, Spinicaudata y Notostraca se los agrupa bajo la denominación de grandes branquiópodos debido al mayor tamaño que presentan con respecto a los Ctenopoda, Anomópoda y Onycopoda.
 Los anostráceos nadan orientando la superficie ventral hacia la luz, y a medida que se desplazan se alimentan, por filtración, de pequeños organismos planctónicos (microplancton), materia orgánica,... que va siendo empujada hacia la boca.

 
                                                      Hembra de anostráceo* (1)
 
 Muestran un gran dimorfismo sexual, presentando los machos unas grandes antenas (en forma de pinzas) que utilizan para sujetar a las hembras en el momento de la cópula. Las hembras por su parte, durante la época de reproducción, presentan un saco ovígero u ovisaco claramente visible.
 La mayor parte de ellos son ovíparos y los huevos, una vez que la charca se seca, resisten mucho tiempo (incluso varios años) entre el sedimento del fondo hasta que el agua vuelve a llenar de nuevo la charca. Una vez que las condiciones son favorables, eclosionan y la colonizan con gran rapidez. De esta forma consiguen evitar a muchos depredadores y disminuir la competencia con otros organismos.
 En la Península Ibérica han sido citadas 11 especies de anostráceos.
 Aunque muchas de estas charcas y estanques temporales deberían estar protegidos por su alto interés científico, o eso dice al menos el Anexo l de la Directiva de Hábitats, lo cierto es que los grandes branquiópodos se encuentran amenazados en toda Europa, siendo las principales causas de su declive la desecación de las masas de agua debido a las prácticas agrícolas, al desarrollo urbanístico, las infraestructuras, los cambios en el régimen hidrológico y, localmente, a la introducción de determinadas especies foráneas. 
 Considerados por algunos como auténticos fósiles vivientes (ya que no han cambiado desde el periodo Jurásico) para otros, sin embargo, pasan simplemente desapercibidos.






Nota: * (1) Probablemente se trata de Tanymastix stagnalis (una especie poco frecuente en la Península Ibérica) pero, para determinarlo con seguridad, habría que estudiar una muestra.
 Las fotos que ilustran esta entrada fueron tomadas in situ (empleando un mini-acuario), en una charca temporal del Monte do Seixo-Serra do Cando (PO) en el verano del 2012, y una vez realizadas, los ejemplares fueron liberados de nuevo al medio. 

 También quiero aprovechar para dar las gracias públicamente a Carlos M. García por sus sabios consejos.


 
 

viernes, 3 de mayo de 2013

Bar-tailed godwit (l)

 Esta primavera el paso de esta especie parece especialmente bueno y hace unos días un bando de 30 Agujas colipintas (Limosa lapponica) visitó la playa de Arealonga, en Chapela-Redondela (PO). Supongo que el fuerte viento de estos días las obligó a realizar una parada imprevista en su viaje migratorio.
 
 
 Bando de Agujas colipintas (Limosa lapponica) fotografiado el 26/04/2013 en Chapela-Redondela (PO).     
                                                           

 No es la primera vez que veo la especie en esta playa, aunque este sí ha sido el bando más numeroso. Solo 30 ejemplares puede parecer una cifra ridícula (más aún si se compara con los números que se están dando en otras zonas de Galicia) pero me hizo bastante ilusión verlas al lado de casa. Además, nunca dejará de sorprenderme que una playa tan humanizada como esta (y con humanizada quiero decir jodida) pueda albergar, aunque sea muy brevemente, aves tan singulares como estas, capaces de realizar verdaderas proezas.





 En cuanto a plumajes creo que había casi de todo, desde individuos juveniles (como el de la foto superior) hasta adultos con el plumaje nupcial practicamente completo (foto inferior).




 



 
 
 
 
 
 
 
 
 

jueves, 25 de abril de 2013

¡ Vaya rubia !

 Después de bastantes meses sin visitar la zona ayer volví de nuevo A Lagoa Sacra, en A Estrada (PO). Fue una visita breve (un par de horas) pero bastante productiva.
 Salvo un despistado macho de corzo (Capreolus capreolus), que se dejó observar a placer durante un buen rato, y algunos de los habituales (algunas alondras, pardillos comunes, varios machos cantores de curruca zarcera, una lavandera boyera, un cernícalo "vulgar" y una pareja de aguiluchos cenizos) la visita no estaba resultando demasiado provechosa. Hasta que apareció ella.
 Para mi sorpresa, posada en un poste al lado de la carretera había una preciosa Collalba rubia, que además de la observación en si, me trajo gratos recuerdos de mis escapadas al sur de la península.
 Aunque no estaba mucho por la labor pude sacarle con la cámara un par de fotos testimoniales antes de que volara a un campo labrado no hace mucho. Allí comenzó a alimentarse cerca de cuatro Collalbas grises así que decidí coger la artillería. Mala idea. Para cuando regresé del coche perfectamente pertrechado (con el equipo de digiscoping al hombro) allí solo estaban sus primas y de ella ya ni rastro, y aunque recorrí un poco los alrededores no pude volver a localizarla.
 Habrá que conformarse con la observación ya que con las pocas citas que debe de haber de la especie por estos lares creo que voy a tardar en hacer alguna foto mejor.


                     Foto testimonial de un macho de Collalba rubia (Oenanthe hispanica) observado el 24/04/2013 en A Estrada (PO).

sábado, 23 de marzo de 2013

La bella Macaón

 La Macaón Papilio machaon (Linnaeus, 1758) es una mariposa fácilmente reconocible, tanto por su gran tamaño (ligeramente menor en los machos) como por su coloración negra y amarilla. Solo sería posible la confusión con su pariente la Podalirio Iphiclides feisthamelii (Duponchel, 1832) pero el diseño con grandes franjas negras de esta última las hace realmente inconfundibles.
 Para quien lo desconozca, decir que Podalirio y Macaón fueron dos hermanos, hijos del dios de la medicina (Asclepio), que participaron activamente en el bando griego en la guerra de Troya. Según la mitología, Macaón tendría el poder de curar las heridas, incluso las más graves.
 Papilio machaon presenta, en función de las condiciones ambientales, de 1 a 3 generaciones anuales (por lo general 2) e inverna como crisálida.


Adulto de macaón
 
  Las orugas tienen un colorido muy llamativo y, situado sobre el protórax, presentan el característico osmeterium de esta familia. Al sentirse amenazadas extienden un órgano de defensa, de color rojo o anaranjado, con conexiones glandulares y con forma de cuernecillos que desprende un fuerte olor desagradable y que contiene un líquido tóxico (ácido butírico) para ahuyentar a los posibles depredadores. Una vez relajadas este órgano se retrae.
 Las orugas se alimentan de diversas plantas pero sobre todo de umbelíferas como Foeniculum vulgare (hinojo) y rutáceas.


                                                    Oruga de macaón sobre hinojo

 Vive en hábitats diversos (prados, bordes de caminos, jardines...) desde el nivel del mar a los 2500 m. de altitud, y es capaz  de realizar largos desplazamientos migratorios o de dispersión.  
 Es frecuente observar concentraciones de machos en la cima de colinas, montañas y relieves elevados, un fenómeno que recibe el nombre de "hilltopping". Esta tendencia a agruparse y volar juntos, que también se da en otras especies, tiene fines reproductivos (para encontrar más rápidamente pareja).
 Es una especie ampliamente extendida que figura en la European Red List of Butterflies en la categoría LC (Least Concern). Una categoría, no obstante, que puede resultar un tanto ambigua ya que un taxón clasificado como de Preocupación Menor a nivel mundial puede estar En Peligro Crítico en una región particular, donde los números sean muy escasos o estén disminuyendo. De hecho, en algunas partes de Europa es cada vez menos abundante y se encuentra en peligro.
 La pérdida y/o alteración del hábitat, el uso de herbicidas y pesticidas, el efecto de algunos parásitos (por lo general dípteros e himenópteros)... y el desbroce de las cunetas en especial donde crece el hinojo (esto último comprobado personalmente) son algunos de los factores que contribuyen a que sea una especie cada vez más escasa.


jueves, 17 de enero de 2013

Una historia de avispas y arañas

 Hace unos cuantos meses fotografié a una avispa que había capturado a una araña y estaba intentando llevársela. La escena ocurrió justo al lado de la puerta de casa y, como supongo que sería demasiado pesada para irse volando con ella, la avispa trataba de transportarla arrastrándola por el suelo. Todo parecía normal salvo que, una y otra vez, intentaba subir con su presa por la pared de la casa. Podía llegar más abajo o más arriba con ella pero el resultado siempre era el mismo: la araña en el suelo y vuelta a comenzar el proceso. Siempre que se le caía la volvía a encontrar pero, al final, acabó por perderla.
 En ese momento no entendí el porqué de ese empecinamiento de la avispa  en intentar algo que además de poco probable no parecía tener mucho sentido. Tampoco sabía muy bien de qué especie se trataba, solo que debía de pertenecer a la familia Pompilidae.


                                   Avispa fotografiada el 16/07/2012 en Cerdedo (PO)

 Los pompílidos son himenópteros solitarios, por lo general de color negro y de patas largas, siendo las hembras más grandes que los machos. Son conocidos vulgarmente como avispas de las arañas ya que alimentan a sus larvas con estas y para ello suelen arrancarle las patas a sus presas para facilitar su transporte al nido.
 Hace poco y de manera fortuita encontré debajo de unas grandes macetas con plantas aromáticas unos pequeños nidos de barro que desde el primer momento me parecieron de himenóptero. En ese momento no asocié ese hallazgo con la historia de la avispa y la araña pero ahora creo ambos hechos están relacionados.


                         Nido de himenóptero fotografiado el 02/12/2012 en Cerdedo (PO)
                                   
 Lo que en su día me pareció un comportamiento animal un tanto absurdo (cosa que no me encajaba demasiado) ahora parece haber cobrado sentido ya que la maceta debajo de la cual se encontraban los nidos está situada en el balcón, encima de la puerta de casa, y justo en la dirección en la que la avispa trataba de avanzar con su presa.
 Hay muchas especies y algunas muy parecidas pero después de investigar un poco y de "navegar" por internet creo que tanto la avispa como los nidos pueden pertenecer a la misma especie, en concreto a una hembra de Auplopus carbonarius (Scopoli, 1763).
 Se pueden ver más fotos de esta especie en:
http://www.galerie-insecte.org/galerie/auplopus_carbonarius.html